El flamante Diputado General de Guipúzcoa tiene pasado. Otros vascos han tenido que esconder por miedo sus ideas. Algunos han vivido como topos en su pueblo o ciudad. Entre 40.000 y 200.000 ciudadanos afincados en Euskadi se vieron incluso obligados en las últimas década a emigrar para vivir en paz y en libertad. Martín Garitano no. Él siempre ha estado al lado de los temibles, no de los temerosos.
Por sus palabras le conoceréis. Martín Garitano empezó como periodista radiofónico en Loiola Irratia. Después, dio el salto a la prensa escrita. Fue redactor jefe en Egin. Allí se convirtió en responsable de un célebre titular de portada tras la liberación de un funcionario de prisiones que estuvo secuestrado por ETA 532 días. “Ortega vuelve a la cárcel”. ¿A qué es gracioso el Diputado General de Guipúzcoa? Egin fue cerrado en 1998 por vinculación con ETA. Martín Garitano se convirtió entonces en director de su periódico heredero, Euskadi Información. Posteriormente, al nacer Gara (actual órgano oficial de expresión
del ideario de la izquierda abertzale radical vasca) alcanzó la subdirección del rotativo. Desde esa atalaya respaldó a la alcaldesa de Hernani, Marian Beitialarrangoitia, cuando ésta mostró su cariño por los dos etarras que asesinaron a dos ciudadanos en la terminal T-4 del aeropuerto de Barajas. Beitialarrangoitia dijo “!Os queremos!”. Garitano escribió que “buena parte del puelo vasco quiere, ama, a los torturados, a los presos, a las presas, a quienes se ven privados de libertad por razón de su entrega en este conflicto. Si les queremos, les queremos. Y punto pelota.”
Martín Garitano nació en Bergara (Guipúzcoa) en 1963. Está casado y tiene un hijo de 7 años. Reside en San Sebastián. Se considera un buen cocinero y alardea de preparar una menestra de verduras de chuparse los dedos. Nos imaginamos cómo potea en cuadrilla por el Casco Viejo de San Sebastián, en el que se pavonea como el señorito del cortijo. Es miembro de una Sociedad Gastronómica del barrio de El Antiguo. Estudia trompeta y se declara admirador de Louis Armstrong. Seguro que, además, es un buen padre de familia, amigo de sus amigos y duerme en paz cada noche después de rezar un par de padrenuestros.
El día de su proclamación como Diputado General de Guipúzcoa, en la solapa de su chaqueta llevaba un pin con el número del célebre preso vasco Arnaldo Otegi. Dicen que es el Nelson Mandela de Euskal Herria. Yo me carcajeo… En mi solapa hay otro número más complejo. La realidad siempre tiene dos caras. Mi número es 857 + 27… Las personas asesinadas por ETA en los últimos 50 años y las personas asesinadas por el terrorismo de Estado en los años 70 y 80…
Martín Garitano, ese hombre…
(Información extraída de los diarios "El País" y "El Mundo")
Espera, espera. Que los vascos que se han exiliado han sido entre 1.000 y 15.000.000. A ver si somos más rigurosos con las cifras. Y no reza padrenuestros, porque es ateo. ¡Qué ilusión que alguien se pierda, aunque sea por error, en tu mierda de blog, eh? Sigua así, que tienes puesto fijo en el próximo gobierno de Raxoi.
ResponderEliminarBoris: que estás descabezado es obvio. No hace falta que lo recalques en tu seudónimo. Si estudias un poco de historia, tu grave situación de acefalia aún tendrá salvación. Si supieses lo que significan las palabras "exiliado", "refugiado", "preso político", "asesinato", etc... podríamos llegar a entendernos, pero tu libro de estilo para hablar del monotema vasco lo encontraste en alguna Herriko Taberna. Tus insultos me halagan. Seguiré en la misma línea, defendiendo la vida contra quienes han asesinado en nombre de mi maravilloso pueblo, que no os necesita más que para barrer las calles. Veo que sólo te ofenden los contenidos de mi blog que atacan a los tuyos. Sigue leyendo y te darás cuenta que con Raxoi tengo tanto futuro como con Otegi, el Salvapatrias que modera su mensaje cuando comparte maco con sus coleguis de los hierros. Salud, Suerte y Tercera República (federal, por supuesto, sin territorios históricos con fueros medievales... como tus pensamientos caducos)
ResponderEliminar