El Ayuntamiento de Vitoria organizó ayer una mesa redonda sobre los presuntos riesgos para la salud de las antenas de telefonía móvil. “Para disipar las preocupaciones”, dijo la concejala de Medio Ambiente Idoia Garmendia. Objetivo conseguido: se ha disipado mi preocupación para dejar paso al pánico. El AMPA de la Ikastola del barrio de Ibaiondo, donde se celebró el acto, lleva dos años denunciando que el Hotel Lakua tiene antenas ilegales de telefonía móvil en su azotea. Hace 15 días tuvieron que eliminar una de France Telecom porque carecía del obligatorio permiso municipal. En Vitoria, cada portal puede tener un mástil con un operador y 4 antenas. Anteriormente en ese mismo hotel de 5 estrellas se precintó otra de Telefónica. ¿Qué hacen las compañías para burlarse de la ley? Subarriendan la instalación de sus antenas en los mástiles legales de otras compañías. En el Hotel Lakua el poste legal que aún emite ondas de telefonía está oculto entre el muro de la azotea y el rótulo con el nombre del local. (Ver Reportaje a partir de 8'20")
La ley permite emisiones radioeléctricas de
hasta 450 microwatios por centímetro cuadrado en espacios
abiertos. El
representante del Ministerio de Industria y Energía, Gerardo Silván Carabias,
aseguró ayer que “inequívocamente las emisiones radioeléctricas que soportamos
están cientos o miles de veces por debajo de esos límites que establece el Real Decreto 1066/2001".
Antena camuflada en el Hotel Lakua. |
Francisco Vargas,
miembro del Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud de la
Universidad Complutense de Madrid, no tiene abuela. Por eso alardeó un par de
veces de haber sido uno de los autores de los cambios legislativos que hubo que
impulsar para evitar la legionelosis. Y ello, aseguró, a pesar de las “grandes
presiones” que tuvo que soportar. Vargas enumeró más de una decena de
investigaciones internacionales que avalan que no hay riesgo científicamente
demostrado por el uso actual de las antenas de telefonía móvil, un criterio
compartido por la Organización Mundial de la Salud. Francisco Vargas también
habló de la Conferencia Internacional de Salzburgo, que hace 13 años recomendó
que se reduzca el límite legal de las emisiones radioeléctricas por debajo de 0’1
microwatios por centímetro cuadrado. Vargas recordó que sólo 20 de los 293 científicos
que acudieron a Salzburgo firmaron esa recomendación.
Quienes sembraron
en mí el pánico fueron dos científicos: la magnetobióloga María Jesús Azanza, catedrática
en Biología por la Universidad de Zaragoza y el experto en Bioelectromagnetismo y doctor en Medicina Ceferino Maestu. Azanza no se cortó al vincular la leucemia infantil con la
exposición a las emisiones radioeléctricas. Fracasó en su intento de hacerme
entender por qué, ya que manejó siempre el lenguaje técnico propio de su
especialidad. Esta catedrática lleva 27 años dedicada a estudiar los efectos de los campos magnéticos. Aseguró que las personas somos sistemas bioeléctricos y que esas emisiones producen interacciones en nuestras células, en nuestros genes, en nuestras neuronas.
Por último, Ceferino Maestu aseguró que un par de horas antes se había llevado su equipo
medidor a la Ikastola Ibaiondo. Criticó las mediciones que hace el Ministerio
de Industria porque realizan un promedio de todas las señales que captan, de
forma que se esconden los valores que sobrepasan el umbral de 0’1 recomendado
en Salzburgo. Maestu sostuvo que las ondas electromagnéticas de las antenas del Hotel Lakua
alcanza los 5 voltios/m2. Sostiene Maestu que lo importante no es la potencia
de la emisión sino la inmisión (las emisiones que recibimos). Añadió que los
efectos sobre la salud de nuestros hijos no se verán ahora sino, tal vez,
dentro de 10, 15 o 20 años, ya que nuestro organismo no está diseñado para
soportar esas emisiones radioeléctricas. En el aire quedó su pregunta: ¿por qué
no cambian los límites legales de emisión las autoridades políticas?especialidad. Esta catedrática lleva 27 años dedicada a estudiar los efectos de los campos magnéticos. Aseguró que las personas somos sistemas bioeléctricos y que esas emisiones producen interacciones en nuestras células, en nuestros genes, en nuestras neuronas.
Tengo muchas más preguntas que respuestas e información demasiado superficial como para crearme una opinión sólida. Recomendaciones del chef de Euskizofrenia: el blog Magonia de Luis Alfonso Gámez y el programa "Escépticos" dedicado al tema. Sólo hubo consenso pleno en una cosa: las ondas más peligrosas son las que provoca nuestro propio teléfono móvil cada vez que lo pegamos a la oreja.
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