Iñaki Oyarzábal, "trabajando" en su escaño. |
No me digan que no es coqueto mi móvil... |
Yo también uso el teléfono móvil como herramienta de trabajo. Os presento a mi entrañable Nokia: sólo sirve para hablar y mandar SMS. Tiene capado el acceso a Internet. Si quiero un teléfono inteligente, me lo compro. Si quiero un iPhone, me lo compro. Si quiero un portátil para trabajar, me lo compro (ya me he comprado dos y un netbook). Y lo más importante: si voy al extranjero de vacaciones, apago el móvil de la empresa y uso sólo mi teléfono particular.
Hace 11 días saltó la liebre: Iñaki Oyarzabal se había gastado 6.160 euros en Indonesia con el iPhone que le pagamos todos. Inmediatamente, Oyarzábal pagó a la Cámara ese dinero, pero el escándalo ya estaba montado. El Parlamento decidió presentar una reclamación contra Movistar por abuso en el roaming y exceso de facturación. Sólo tardó 5 días la compañía telefónica en devolver ese dinero al Parlamento, que a su vez perdió el culo para abonar los 6.160 euros a Oyarzábal. ¿Han intentado ustedes alguna vez que una compañía telefónica les reconozca un error? Privilegios de la casta. Movistar sabía muy bien con quién estaba hablando...
El Parlamento Vasco debería ser el Templo Sagrado del Debate pero, al igual que el resto de Cámaras Legislativas de España, se ha convertido en un Teatro integrado por actores malos. Da vergüenza ver cómo sus Señorías se dedican a leer desde la Tribuna plomizos discursos. Incluso en las contrarréplicas. Mientras, en sus escaños, el resto de parlamentarios se dedican a pasar el rato con los portátiles y los iPhones, esos juguetes que les compramos entre todos.
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