El Lehendakari me ha regalado una campaña electoral que
empezará el día de mi santo. Todo un detalle. San José marcará el comienzo de una nueva fiesta del despilfarro para convencernos de votar a fulanito o menganita. Íñigo Urkullu volverá a ganar las elecciones el 5 de abril. Su parroquia pasará por alto sus pecadillos: haber presidido el PNV mientras en Álava se cocía la mayor trama de corrupción vasca condenada en los tribunales y no hacer nada hace medio año mientras en el vertedero de Zaldibar, junto a montañas de basura se acumulaban todas las ilegalidades posibles. El resto de partidos engrasan sus maquinarias. La socialista Idoia Mendía, Maddalen Iriarte de EH Bildu y Alfonso Alonso del PP afilan sus argumentos para rascar votos. Elkarrekin Podemos aún no tiene candidata: Rosa Martínez y Miren Gorrotxategi se disputarán el liderazgo de los morados. Sus inscritos tienen que elegir entre una vasca nacida en León que habla inglés y francés, pero sólo tiene un nivel medio de euskera y alemán y una vizcaína que cuenta con el respaldo de Pablo Iglesias.
CIUDADANOS Y NACIONALES VASCOS
El 5 de Abril todos los votos que se depositen en las urnas valdrán lo mismo. Sin embargo, en la Ponencia de Autogobierno que intenta encontrar un consenso para redactar un nuevo estatuto de autonomía el PNV y EH Bildu se han inventado una doble condición de los habitantes de Euskadi que distingue entre ciudadanos y nacionales vascos. Todo vale con tal de ganar algún día un referendum para la independencia de Euskal Herria. Ibarretxe ya lo intentó con su Plan, en el que incluso se creó una nueva institución llamada Udalbiltza, una Asamblea de Municipios y Electos Municipales de Euskal Herria que distorsionaba el juego de mayorías del Parlamento Vasco provocando el espejismo de un pseudolegislativo favorable a la independencia. Afortunadamente, las cosas han cambiado mucho. ETA no asesina desde 2011 y nuestros políticos parecen más preocupados por resolver los problemas de los ciudadanos en vez de agitar banderas. A ver si seguimos así y conseguimos incluso que el futuro Parlamento Vasco carezca de VOX. Bastantes voces tenemos ya como para sumar una que no hace más que gritar.
empezará el día de mi santo. Todo un detalle. San José marcará el comienzo de una nueva fiesta del despilfarro para convencernos de votar a fulanito o menganita. Íñigo Urkullu volverá a ganar las elecciones el 5 de abril. Su parroquia pasará por alto sus pecadillos: haber presidido el PNV mientras en Álava se cocía la mayor trama de corrupción vasca condenada en los tribunales y no hacer nada hace medio año mientras en el vertedero de Zaldibar, junto a montañas de basura se acumulaban todas las ilegalidades posibles. El resto de partidos engrasan sus maquinarias. La socialista Idoia Mendía, Maddalen Iriarte de EH Bildu y Alfonso Alonso del PP afilan sus argumentos para rascar votos. Elkarrekin Podemos aún no tiene candidata: Rosa Martínez y Miren Gorrotxategi se disputarán el liderazgo de los morados. Sus inscritos tienen que elegir entre una vasca nacida en León que habla inglés y francés, pero sólo tiene un nivel medio de euskera y alemán y una vizcaína que cuenta con el respaldo de Pablo Iglesias.
CIUDADANOS Y NACIONALES VASCOS
El 5 de Abril todos los votos que se depositen en las urnas valdrán lo mismo. Sin embargo, en la Ponencia de Autogobierno que intenta encontrar un consenso para redactar un nuevo estatuto de autonomía el PNV y EH Bildu se han inventado una doble condición de los habitantes de Euskadi que distingue entre ciudadanos y nacionales vascos. Todo vale con tal de ganar algún día un referendum para la independencia de Euskal Herria. Ibarretxe ya lo intentó con su Plan, en el que incluso se creó una nueva institución llamada Udalbiltza, una Asamblea de Municipios y Electos Municipales de Euskal Herria que distorsionaba el juego de mayorías del Parlamento Vasco provocando el espejismo de un pseudolegislativo favorable a la independencia. Afortunadamente, las cosas han cambiado mucho. ETA no asesina desde 2011 y nuestros políticos parecen más preocupados por resolver los problemas de los ciudadanos en vez de agitar banderas. A ver si seguimos así y conseguimos incluso que el futuro Parlamento Vasco carezca de VOX. Bastantes voces tenemos ya como para sumar una que no hace más que gritar.
Comentarios