Ya está. Se ha decretado el Estado de Alarma. ¿Ha sido demasiado tarde? Dejemos a los políticos de medio pelo que pongan el grito en el cielo criticando a quienes toman decisiones en beneficio de todos. Ahora lo único importante es que España demuestre su capacidad de adaptación a la nueva situación. Si Cataluña y Euskadi quieren dar lecciones al Gobierno Central y a las demás autonomías, debemos hacerlos demostrando que somos más eficaces contra la pandemia y no peleándonos por nuestras competencias en Sanidad y Seguridad. Si partidos como Vox y los nacionalistas eligen enfangarse en el barro de la hostilidad, será porque han descubierto que ello les puede dar los votos de quienes prefieren envolverse en las banderas cuando lo importante debería ser sólo la Salud Pública.
MIRA LEJOS
La ciudadanía tiene ahora una oportunidad de oro. Podemos responder al reto con SOLIDARIDAD, EMPATÍA Y OBEDIENCIA. Siendo solidarios nos ahorraremos la posibilidad de poner en peligro la salud de los más débiles: aquellos a quienes
un contagio puede convertir en un enfermo grave. Siendo empáticos entenderemos incluso a los políticos pusilánimes que pudiendo elegir entre el bien común de 47 millones de personas prefieren sacar pecho en defensa de su corralito de competencias para seguir demostrando que son poderosos. Ellos serán arrastrados por el huracán de la Razón. Siendo obedientes, la ciudadanía española puede dar una lección al mundo: !Que nuestro corazón de oro y nuestro comportamiento acabe venciendo al virus con un simple gesto: no salir de casa si no es necesario! Tiempo habrá de depurar responsabilidades si alguien obró tarde y mal, si el Coronavirus lo inventó una empresa farmacéutica o un estadista con ganas de ganar la Tercera Guerra Mundial por la vía de la Victoria Biológica contra la mitad del mundo. En este tiempo fértil para teorías conspiranoicas debemos pensar sólo en ayudar a esos héroes y heroínas vestidos con batas blancas, verdes, azules y rosas que trabajan en nuestros hospitales y centros sanitarios. Tiempo habrá... Tiempo... También hay que cambiar el ritmo del tiempo....
VIVE LENTO
Durante 15 días, estamos forzados a acabar con las prisas por hacer de todo en poco tiempo. Cada mañana nos levantamos buscando montar en el caballo del estrés y la ansiedad creyéndonos mejores si somos capaces de hacer muchas cosas a la vez. Ha llegado el momento de descubrir el placer de disfrutar de las pequeñas cosas. Se acabó la tiranía del reloj. El mundo se ha parado para lanzarnos un mensaje S.O.S. Save Our Souls quieren decir esas siglas. Salvemos nuestras almas abriendo los ojos a lo importante aparcando lo urgente. Nada es más urgente que mirarnos hacia dentro. Cuando todo esto acabe podemos volver a escribir el libro de nuestras vidas con una caligrafía más cuidada, con un estilo depurado y con un argumento nuevo: ¿Para qué vivimos? Si no hemos nacido para ayudar al otro, creceremos en la miseria del egoísmo. Dejemos de mirarnos al ombligo, miremos al cielo y a los ojos de los demás. Eso sí: a dos metros de distancia.
MIRA LEJOS
La ciudadanía tiene ahora una oportunidad de oro. Podemos responder al reto con SOLIDARIDAD, EMPATÍA Y OBEDIENCIA. Siendo solidarios nos ahorraremos la posibilidad de poner en peligro la salud de los más débiles: aquellos a quienes
Escuela de Siones (Valle de Mena). |
VIVE LENTO
Durante 15 días, estamos forzados a acabar con las prisas por hacer de todo en poco tiempo. Cada mañana nos levantamos buscando montar en el caballo del estrés y la ansiedad creyéndonos mejores si somos capaces de hacer muchas cosas a la vez. Ha llegado el momento de descubrir el placer de disfrutar de las pequeñas cosas. Se acabó la tiranía del reloj. El mundo se ha parado para lanzarnos un mensaje S.O.S. Save Our Souls quieren decir esas siglas. Salvemos nuestras almas abriendo los ojos a lo importante aparcando lo urgente. Nada es más urgente que mirarnos hacia dentro. Cuando todo esto acabe podemos volver a escribir el libro de nuestras vidas con una caligrafía más cuidada, con un estilo depurado y con un argumento nuevo: ¿Para qué vivimos? Si no hemos nacido para ayudar al otro, creceremos en la miseria del egoísmo. Dejemos de mirarnos al ombligo, miremos al cielo y a los ojos de los demás. Eso sí: a dos metros de distancia.
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