La Psiquiatría no existe para matarnos a pastillazos. Hay psiquiatras como Guillermo Lahera y Ana González Pinto, que se dedican a ayudar a cualquier paciente que les toca atender. Ayer martes 25 de febrero, ambos nos permitieron a un montón de gente en el Palacio Europa escuchar un diálogo en el que Guillermo y Ana nos demostraron su bondad, su capacidad y su dedicación continua a buscar soluciones para cualquier trastorno bio-psico-social. Aquí os aporto la transcripción de ese diálogo, organizado para la presentación de un libro de Guillermo Lahera que se titula "LAS PALABRAS DE LA BESTIA HERMOSA. BREVE MANUAL DE PSIQUIATRÍA CON ALMA". No te lo pierdas.
GUILLERMO LAHERA: Nuestro instrumento de trabajo son las palabras, aunque hay otras herramientas que se deben usar como los psicofármacos. La enfermedad mental tiene una parte bestial, que puede destructurarnos. El libro muestra una mirada cruda sobre lo que esa enfermedad mental puede producir. Yo llevo 25 años trabajando de psiquiatra. En contacto con las personas que me han consultado a veces he visto algo luminoso o hermoso. Me han generado admiración. A lo mejor tiene menos estudios y cultura que otras personas pero se ha enfrentado a algo a lo que yo he tenido la suerte de no tener que hacerlo. Se ha fajado contra un monstruo. Ha sobrevivido y ha tenido una resiliencia. Ante muchos pacientes me quito el sombrero. El título del libro es ambivalente.
ANA GONZÁLEZ PINTO: Enhorabuena porque en el libro muestras lo que les pasa a los pacientes y al psiquiatra: qué piensas, cómo te enfrentas a la persona para ayudarla. En el primer capítulo el paciente era un poeta. Se suele hablar de lo psicótico y eso a los pacientes no les gusta. Prefieren hablar de miedo, preocupación, tristeza o ansiedad.
GUILLERMO LAHERA: Con el poeta hablaba de cultura y poesía. Generar un vínculo con el paciente desde su parte sana es importante. Uno de los temas del libro es humanizar la figura del psiquiatra. Se suelen proyectar sobre nosotros clichés e imágenes impropias. No somos personas con la verdad absoluta. A veces tenemos dudas, tenemos que ser autocríticos ya que a veces nos equivocamos. Los casos que publico no son positivos. En algunos asumo que puedo haberlo hecho no del todo bien. Humanizar la psiquiatría da más comprensión a la sociedad.
ANA GONZÁLEZ PINTO: Por eso no acuden al tratamiento las personas cuando lo necesitan. Veo que te gusta el cine y lo usas en el libro. Escribes sobre psicosis y también sobre películas como “El show de Truman” o “El club de la buena estrella”…
GUILLERMO LAHERA: Yo era muy cinéfilo de joven y al final me salí de esa vía. Después me gustó la psiquiatría. Y hay algo en común entre ambos temas. Tratar de entender las ideas de los personajes es igual en en arte cinematográfico y en la psiquiatría. En la enseñanza de la psiquiatría a la que también me dedico uso mucho el cine. Hablemos de “El show de Truman”. Esa película es un delirio real. Un chico que descubre que toda su vida ha sido un programa de televisión. Muestra lo que tiene que ser la psicopatía en primera persona. Klaus Conrad escribió en los años 50el libro “La esquizofrenia incipiente. Yo abordo muchas veces referencias cinematográficas en relación con humanizar al psiquiatra.
ANA GONZÁLEZ PINTO: En el libro sale tu padre. Cuentas sobre quien le trató. Te presentas como el hijo que tuvo un padre con cuadro depresivo.
GUILLERMO LAHERA: La familia te suele cargar. Mi padre murió en 2012. Era catedrático en Física y tuvo una depresión no con tristeza sino con bloqueo cognitivo. Seguía acudiendo a clase con gran sufrimiento. Yo, como estudiante de segundo de Medicina me sentí muy afectado y vislumbré el abismo de un trastorno mental y el impacto en la familia. Nuestra familia estaba agradecida al psiquiatra de mi padre. Usó la vía farmacológica y es que los fármacos puede ser fundamentales. Nunca olvidaré al Doctor Campoy. Mi madre era investigadora. Ahora tiene 88 años y está fenomenal. También hizo la carrera de física y trabajó en el CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas). La orla de mis padres me metió en la cabeza que las mujeres podían llegar a cualquiera lado y que eran maravillosas e inteligentes. Los hijos de mis padres nos dedicamos al Derecho, la Literatura y la Psiquiatría. Hacer psiquiatría no tuvo que ver con la depresión de mi padre. Aquello reforzó mi vocación de psiquiatra. En BUP y COU era un apasionado por el cine y la literatura, pero pensé en estudiar ciencias. Y la psiquiatría es una confluencia entre letras y ciencias.
ANA GONZÁLEZ PINTO: Hablas de cognición social y psicoterapia. Eres uno de los impulsores de que nuestra sociedad haga un manual de psicoterapia para que se use en la práctica clínica. Habla de esa cognición social
GUILLERMO LAHERA: La psicoterapia y la cognición social son los dos temas que siempre me han apasionado. La teoría de cómo está la mente en las personas que padecen Trastorno Bipolar fue mi máster. La cognición individual es tener memoria…. La social es eso en relación al otro. Hay síntomas son respuestas a la agnosia. Psicopatología es relacional. El ser humano es social desde que un bebé se relaciona con su madre. Vinculado con eso está la psicoterapia. En Londres cuesta 9000 euros. Hay que incorporarlo a nuestra sociedad de forma accesible. La psicoterapia nos enriquece como psiquiatras y es compatible con la farmacología.
ANA GONZÁLEZ PINTO: Yo aprendo de todas las personas a las que he tratado. Es una suerte estar con un ser humano e intercambiar datos con ellos. Me gustaría estar más tiempo con las personas. Es muy enriquecedor.
En la tarde del sábado 12 de Julio de 1997 no pude llegar en bicicleta al puerto de Zaldiaran. Me enteré por la radio que habían asesinado a Miguel Ángel Blanco. Me di la vuelta y fui a la sede de RNE en Vitoria para ayudar a los periodistas que estaban de guardia en Euskadi para cubrir lo que pudiera ocurrir después de que se cumpliera el plazo de 48 horas que dio ETA para asesinar al concejal del PP si no se acercaba a Euskadi a los presos de ETA. Fue uno de los asesinatos fruto de la estrategia etarra de "socialización del sufrimiento" avalada por uno de los jerifaltes de Herri Batasuna, Rufi Etxeberria, que hasta el año pasado fue dirigente de Sortu. Tras aquel vil secuestro, las calles de Euskadi dejaron de ser dominadas por ETA y su entorno político. Nadie recuerda en Bilbao una manifestación mayor que la que había pedido la liberación de Miguel Angel Blanco horas antes de su asesinato: concentró a más de medio millón de personas. Fuimos muchos los que descubrimos que l...
Comentarios
Enhorabuena por este maravilloso diálogo.