Tanta ira contenida no podía expresarse mejor: España 0, Goma 2. La pintada estaba en Bilbao, cerca del Puente del Arenal. Se hizo durante la explosión de júbilo que inundó España a principios de Julio de 2010 durante el Mundial de Futbol. Una parte de los vascos no llevaron nada bien la carga de soportar tanta alegría de la “nación invasora”. Daba igual que entre las filas de “La Roja” hubiese un jugador vasco como Xabi Alonso y dos futbolistas del Athletic de Bilbao: Fernando Llorente y Javi Martínez. Euskadi sigue sin alcanzar la independencia y ahora viene España y le da por ganar el Mundial. En Sabin Etxea deben estar temblando ante la posibilidad de que el deporte influya en el mapa electoral. Muchos niños de familias nacionalistas les habrán preguntado a sus padres por qué no pueden sacar a la calle una camiseta roja con el nombre del bravo Xabi Alonso.
Durante los partidos de la selección española de futbol, los televisores vascos registraron audiencias unos diez puntos por debajo que en el resto del Estado. Poco hecho diferencial, aunque un 20 o un 30 por ciento de espectadores encendiesen la tele en Euskadi esperando ver una derrota de los de Del Bosque.
Sólo en Vitoria y Baracaldo los ayuntamientos instalaron pantallas gigantes para ver la final. En la localidad vizcaína les sabotearon la emisión después del descanso. Alguien cortó la luz del polideportivo donde seguían el partido unos cientos de valientes, que tuvieron que ver el gol de Iniesta en su casa. En la capital de Euskadi, no hubo grandes incidentes: alguna pelea sin heridos de consideración. En otros puntos de Euskadi hubo también agresiones. No siempre fueron atacados los hinchas españoles. Algunos seguidores de “La Roja” también se calentaron en exceso y golpearon a nacionalistas que animaban a los holandeses con camisetas del equipo ciclista “Euskaltel-Euskadi”. La misma mierda. La única diferencia es que unos son llamados “nacionalistas vascos” y los otros se resisten a ser considerados “patriotas españoles”. La única distinción la marca la realización o no de ese falso sueño de los pueblos de ser “independientes” en esta parte del mundo en que todos obedecemos al dinero de las grandes corporaciones. La derecha nacionalista y la derecha patriótica sólo de diferencian en los colores de sus banderas. Cuando logran el poder, se les hacen los dedos huéspedes soñando en la cantidad de vocalías que pueden lograr en los consejos de administración de las grandes multinacionales y en el dinero que pueden robar haciendo pingües negocios más o menos sucios. De la izquierda, mejor no hablar. La izquierda vasca sigue sin aclarar cómo realizar su melancólica utopía de “liberación nacional” mientras los progresistas españoles han sido definitivamente hechizados por los oropeles y la púrpura del poder y los privilegios que les otorga conquistar poltronas.
Pero volvamos a la política y el deporte. Poca cosa pasó en Euskadi para lo que podría haber ocurrido. A veces, en Euskizofrenia arreglamos los pleitos a bombazos, tal y como nos recuerda la expresiva pintada “España 0, Goma 2”. Realmente original fueron los sucesos de algunas colonias infantiles de verano organizadas por la Diputación Foral de Guipuzcoa en manos del PNV. Hubo instrucciones expresas de prohibir a los niños que viesen la Final del Mundial. En una de ellas los monitores incluso llegaron a mentir a la chavalería asegurándoles que Holanda había derrotado a España.
Mientras, en otras comunidades autónomas la fiebre rojigualda continúa. Un hecho deportivo ha servido para descargar de contenido político el uso del trapo que representa a la Monarquía Constitucional Española. En Andalucía, Cantabria o la Comunidad Valenciana se agotaron las existencias de banderas en las tiendas. Menos mal que siempre quedaban los chinos para sacarnos del apuro.
La señora de la foto también sacó a la calle su bandera en Sanlúcar de Barrameda. La misma que suele sacar cuando llega la procesión del 15 de Agosto en honor de la Vírgen de la Caridad. ¿Es por española? ¿Es nacionalista? ¿Le gusta el fútbol? ¿Y qué más da?
Un mes después de la victoria de España en el Mundial de Futbol, la otra “Roja”, la de baloncesto, jugó un par de partidos amistosos en Euskadi, en Vitoria, en plenas fiestas patronales de la ciudad. Llevaba más de 20 años sin hacerlo en el País Vasco. El recibimiento fue bastante cálido. 2.000 personas se manifestaron por las calles de Vitoria en contra de su presencia y a favor de las selecciones vascas. El teniente de diputado general, Claudio Rodríguez, llegó a decir que era “innecesario” que España jugase en el Fernando Buesa Arena. Convocar manifestaciones crea el peligro de generar comparaciones, pero cómo no fijarse en la asistencia de 2.000 personas a una manifestación antiespañola frente a los 8.000 o 9.000 espectadores que acudieron al Buesa Arena a celebrar la victoria de los de Scariolo. ¿Es innecesario que la vencedora del último Mundial juegue un partido amistoso en el pabellón del vigente campeón de la Liga ACB? Para el innecesario político del PNV sí. Brillantes declaraciones del número 2 de la institución foral, cuyo gobierno sigue sin irse a casa después de que se haya descubierto una trama de corrupción y espionaje que afectó a más de una decena de personas vinculadas con el PNV, entre ellos Alfredo De Miguel, que fuera diputado foral de Administración Local y mano derecha del capo alavés del PNV, Iñaki Guerenabarrena.
Esperemos que si España vuelve a ganar un mundial en Turquía, esta vez de baloncesto, nadie saque demasiado los pies del tiesto y los españoles de Euskizofrenia se conformen con celebrar los triunfos de los suyos en casa y calladitos para no provocar las iras de los amos macarras de la calle.
Comentarios
Es un primer paso, el dado. al final, la lógica y el sentido común que tanto ha escaseado en este diminuto pero intenso país, se irá instalando.
Sí, soy optimista.