Agredir a un periodista o atentar contra una cruz son las nuevas hazañas de unos fascistas disfrazados de indepes y borrokas. No me gusta nada el estilo provocador de Cake Minuesa, a quien sacudieron un puñetazo en directo mientras cubría para Intereconomía las manifestaciones de Barcelona contra la reunión del Consejo de Ministros. Sin embargo, reivindico su derecho a decir lo que piense y a emplear el micrófono para su cruzada en defensa de España. No soy católico, pero como vitoriano me he sentido ofendido por el intento de unos borrokas de derribar la Cruz de Olárizu. Vivimos tiempos convulsos en los que el Pensamiento Único da licencia a algunos para usar la violencia contra el diferente. ¿Qué hervor le falta a su inteligencia? ¿Qué les hace saltar de la indignación al puñetazo? ¿Se han creído que la vida es un videojuego? EL LÁTIGO-MICRÓFONO DE CAKE MINUESA Estoy en las antípodas del periodismo que practica Cake Minuesa. Alguna vez he coincidido con él en las calles y no me g