Nunca olvidaré la visita que hice el 24 de Agosto a Vejer de la Frontera (Cádiz). Mientras paseaba con mi familia por su laberinto de calles blancas, mi compañero José Ramón Otaola me hizo saber que nuestro jefe estaba a punto de morir. Aunque soy agnóstico, le pedí a la Vírgen de la Oliva que obrase el milagro de salvar la vida de Javi Lanza. El dolor provoca extrañas reacciones. Por las paredes encaladas rematadas con frases religiosas mi mirada empañada por las lágrimas buscaba consuelo en la belleza de Vejer. Cuando encontré la palabra "milagro" en un muro, soñé que Javi vencía a la Parca y volvería a su mesa de redacción de Bilbao, donde asumió en 2015 el cargo de Jefe de Informativos y Programas de RTVE en el País Vasco. No hubo sorpresa. Se cumplió el pronóstico. Javi se murió horas después y nos dejó huérfanos a todos los redactores y redactoras que hemos tenido la suerte de trabajar a sus órdenes. Ya no volveré a hablar por teléfono con él a las 8 y media de la mañan...