Esta mañana me he tomado la fiebre: 36'3 grados. De momento, he librado, aunque ya puedo estar incubando el maldito coronavirus. Mañana volveré a tomarme la temperatura. Ayer me tocó arriesgar el pellejo en medio de una multitud apelotonada de unos 1.500 hinchas del Athletic que se concentraron en la carretera de subida a las instalaciones de Lezama para despedir a sus leones antes de la Final de la Copa del Rey contra la Real. Me tocó entrevistar a unos 20 forofos. La inmensa mayoría llevaba mascarillas, pero cuando te tiras dos horas gritando y cantando los himnos tribales del club de tus amores los aerosoles se disparan al viento con su potencial carga letal de virus. No nos trataron mal los hinchas rojiblancos pese a llevar nuestros logotipos de TVE. Corearon una canción contra los españoles, como si esa palabra significara un insulto para nosotros. Llevamos mucha mili en Euskizofrenia como para asustarnos. 36 años cumpliré en julio llevando micros con la E de España por este maravilloso país que presume de un hecho diferencial: tener helechos diferentes y sangre RH negativo. A los pies de Lezama, junto al restaurante del Dios rojiblanco Julen Guerrero, cientos de motoristas quemaban gasolina a la espera del paso del autobús de sus héroes. Los motoristas tenían una media de edad bastante mayor que los vociferantes hinchas de la cuesta de Lezama. Seguro que entre ellos y sus allegados habrá menos contagios en los próximos días. El casco y las mismas motos les separaban más de los virus ajenos. Se ha criticado la falta de previsión para evitar esa aglomeración letal de personas, pero ya se sabe que el Athletic es el Club Oficial de Euskizofrenia. ¿Quién se atreve a impedir una concentración de athleticzales? Desde la víspera se sabía la que se iba a montar ya que hubo convocatoria por redes sociales. Los mandos de la Ertzaintza y su dirección política se limitaron a poner un dispositivo de agentes convertidos en espectadores que disfrutaron del espectáculo. Ellos también debían ser hinchas rojiblancos. Algunos incluso se sacaban fotos junto a la copa gigante que portaban unos forofos.
Nos hemos acostumbrado a ver los datos de la pandemia de la misma forma que el pronóstico del tiempo. Ahora se prevé cielo nuboso y aumento de contagios, ingresos hospitalarios y muertos. El martes confinarán casi seguro Bilbao y Vitoria. En esta Semana Santa va a haber muchos crucificados en los tanatorios por culpa del maldito COVID 19, pero hay gente a la que se la suda. ¿Tendrán abuelos todos los chavales que estuvieron ayer en Lezama? ¿Se juntarán con ellos en la misa del Domingo de Resurrección? Si lo hacen, tal vez les lleven al Calvario de la Enfermedad. La mayoría de los jóvenes a los que entrevisté me dijeron que verían la Final en casa con su familia. Veremos... Pronostico cientos o miles de multas en la noche del sábado si la Ertzaintza y las policías locales hacen bien su trabajo. Pero repito: ¿quién se atreve a meterse con el Equipo Oficial de Euskizofrenia? Se admiten apuestas. Mi finca más grande contra tu finca más pequeña a que esos fontaneros rojiblancos que han abierto los grifos de la muerte van a provocar un repunte letal de los datos de la pandemia. Y no os perdáis la entrada del domingo en este blog: hablaremos del comportamiento de las Administraciones Vascas en esta crisis sanitaria. Más vale que el Ararteko Manuel Lezertua no lea lo que voy a escribir o se le va a disparar la tensión arterial.
En la tarde del sábado 12 de Julio de 1997 no pude llegar en bicicleta al puerto de Zaldiaran. Me enteré por la radio que habían asesinado a Miguel Ángel Blanco. Me di la vuelta y fui a la sede de RNE en Vitoria para ayudar a los periodistas que estaban de guardia en Euskadi para cubrir lo que pudiera ocurrir después de que se cumpliera el plazo de 48 horas que dio ETA para asesinar al concejal del PP si no se acercaba a Euskadi a los presos de ETA. Fue uno de los asesinatos fruto de la estrategia etarra de "socialización del sufrimiento" avalada por uno de los jerifaltes de Herri Batasuna, Rufi Etxeberria, que hasta el año pasado fue dirigente de Sortu. Tras aquel vil secuestro, las calles de Euskadi dejaron de ser dominadas por ETA y su entorno político. Nadie recuerda en Bilbao una manifestación mayor que la que había pedido la liberación de Miguel Angel Blanco horas antes de su asesinato: concentró a más de medio millón de personas. Fuimos muchos los que descubrimos que l...
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