"VoXmito": dícese de la reacción que provoca la ultraderecha en los demócratas. Se manifiesta con ganas de devolver lo comido, sarpullidos verdes y dolor de cabeza. El virus VOX puede matar más que el COVID. Recordemos a Hitler, Stalin o Mao. Los trabajadores vascos no podíamos salir de nuestros municipios para manifestarnos el 1 de mayo, pero Ortega Smith sí... El secretario general de los fachas españoles vino a Vitoria para hacer campaña, vestido de cazador. Esperaba que alguien le agrediese para ganar votos el 4M en las elecciones madrileñas. La jugada le salió mal. Apenas hubo insultos aislados y sonidos de cacerolas de gasteiztarras a los que les indignaba la presencia de Ortega-Smith montando su circo fascista. Había más policías que manifestantes. VOX reunión apenas a unas 30 personas alrededor del monumento levantado en Portal de Foronda en homenaje a los asesinados por ETA. Me gustaría saber qué sienten las víctimas cuando politicastros como Ortega Smith pisotean su memoria para conseguir unos votos. ¿Para cuándo se prohibirá intentar sacar rédito electoral de los crímenes terroristas? Seguro que nunca. Es un juego al que juegan todos.
HA NACIDO UN SINDICATO VERTICAL: SOLIDARIDAD. FRANCO HA VUELTO.
Vox también vino a Vitoria a atacar el derecho de los trabajadores a tener sindicatos. No en vano, la ultraderecha ha montado su propia central sindical a la que llama "Solidaridad". Seguro que se afilian todos los terratenientes de España, los empresarios que defraudan al fisco, los esquiroles e ilustres vagos como Santiago Abascal, que en sus 45 años de vida no ha trabajado nunca. Vox arremetió contra los sindicatos tradicionales identíficándoles como devoradores de mariscadas, pero también puso en el punto de mira al "feminismo radical, los inmigrantes ilegales, el catastrofismo climático". Afortunadamente, nadie agredió en Vitoria a los portaestandartes fascistas del odio contra la mujer y los más desfavorecidos. Usan ropa de camuflaje para vociferar sus consignas guerreras, pero Álava es una tierra pacífica en la que nadie entró al trapo de estos toreros de tres al cuarto.
Conteniendo el vóxmito, asistí ayer a un nuevo espectáculo bochornoso del partido de la Armera, la Molona y el Vibroso el mismo día de las últimas elecciones vascas, en que la ultraderecha se coló en el Parlamento Vasco... Asco...
En la tarde del sábado 12 de Julio de 1997 no pude llegar en bicicleta al puerto de Zaldiaran. Me enteré por la radio que habían asesinado a Miguel Ángel Blanco. Me di la vuelta y fui a la sede de RNE en Vitoria para ayudar a los periodistas que estaban de guardia en Euskadi para cubrir lo que pudiera ocurrir después de que se cumpliera el plazo de 48 horas que dio ETA para asesinar al concejal del PP si no se acercaba a Euskadi a los presos de ETA. Fue uno de los asesinatos fruto de la estrategia etarra de "socialización del sufrimiento" avalada por uno de los jerifaltes de Herri Batasuna, Rufi Etxeberria, que hasta el año pasado fue dirigente de Sortu. Tras aquel vil secuestro, las calles de Euskadi dejaron de ser dominadas por ETA y su entorno político. Nadie recuerda en Bilbao una manifestación mayor que la que había pedido la liberación de Miguel Angel Blanco horas antes de su asesinato: concentró a más de medio millón de personas. Fuimos muchos los que descubrimos que l
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